soy...

mi nombre es iaco,
(con minúscula,
porque lo eligieron para hacerme vulgar).
puede ayudarte a recordarlo
el sonido que provoca
un hacha cuando golpea
la madera,
un hueso de animal muerto
o simplemente se cae al suelo por un calambre en tus dedos.
Soy tan feliz como el niño
que encuentra antes
de irse a dormir a su pájaro
enjaulado muerto.
un abrazo mío pasa desapercibido
igual que las anodinas
escenas de miseria que ves en tu calle.
iaco, como la indiferencia
del peregrino gato callejero.
como la amnesia del
viejo alcohólico.
a imagen y semejanza
de mi propia confusión.