Poema II
déjame besar tus delicadas mejillas de barro
antes de que las lluvias del otoño
dibujen sobre tu piel
las imborrables cicatrices del pasado.
déjame acariciar tu cuerpo desnudo
antes de que los fríos del invierno
cubran de miedos y sombras
las inmaculadas llanuras de tu imaginación.
deja que la primavera deshiele la escarcha
de la inaccesible cumbre de tus sentimientos...
y que el verano así,
nos funda en una misma gota de sudor
que caiga desde mi rostro a tu vientre...
déjame...
como ayer.